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La soledad inventada de Paul Auster

Publicado: 2010-11-11

Hay un fragmento de la segunda parte de “La invención de la soledad” (1982), el primer libro en prosa publicado por Paul Auster, que deja un recuerdo vívido. Auster compara dos versiones de la historia de Pinocho: el libro escrito por Carlo Collodi (1882-1883), y la reescritura cinematográfica de Disney. Según Auster, Disney subraya contenidos que en Collodi están ocultos, quitándoles poder de sugestión. Además modifica una escena central: el escape de Pinocho y Gepeto del vientre del tiburón (en Collodi) o la ballena (en Disney). En Disney, la boca de la ballena está cerrada, de modo que Pinocho necesita hacer una fogata que provoca un gran estornudo de la bestia. En Collodi, la boca está abierta, y por ella escapan el padre y su hijo, que nadan hacia la superficie. La escena crucial del libro esta ahí: “Pinocho nadando bajo el peso de Gepetto, abrién­dose camino en la noche azul oscura (página 296 de la versión americana), con la luna brillando sobre sus cabe­zas, con una sonrisa bondadosa en los labios y la enorme boca del tiburón abierta detrás de ellos”. El hijo, una criatura hecha de madera, salva al padre de morir, usando todas las fuerzas de su cuerpecito frágil.

En más de un sentido, “La invención de la soledad” también es un rescate laborioso, realizado con armas pobres. Auster indaga en la vida de su padre (en la foto), un inmigrante perseguido por una tragedia de infancia, cuyo mayor talento es estar ausente. Como un fantasma de incógnito entre los vivos, el padre se desliza sin ser tocado, se escabulle de su familia, desaparece incluso para sí mismo, se convierte en una figura vacía y solitaria, impenetrable, que ha cortado lazos con el mundo y, también, con el pequeño y desconcertado Paul, que atesora hasta la mínima señal de apertura del desconocido. “Un turista de su propia vida, un outsider perpetuo”, escribe Auster. Muchos años más tarde, tras la muerte de este hombre de humo, Auster inicia el trabajo de reconstrucción que llena las páginas de su libro. ¿Quién es, realmente, esta persona, y por qué? Entender a su padre es el objetivo del escritor, que busca además salvarlo de una segunda muerte: el olvido. Descifrar el misterio de la soledad de papá no basta, ya que también hace falta preservar ese descubrimiento y darlo a conocer. En la segunda parte del libro, el vínculo entre el padre y el hijo se convierte en el núcleo de una serie de meditaciones, organizadas como un haz de variaciones, en torno al poder del acto de contar historias para cerrar brechas y comunicarnos. Así, Auster no permanece en el terreno de lo privado: ofrece su caso a los lectores, nos involucra en su búsqueda. Contra lo que pudiera parecer, la soledad no es solo una enemiga: también es el santuario personal donde se almacena la memoria y del que nacen las historias.

Veintinueve años después de su primera edición, “La invención de la soledad” parece hoy uno de los libros más logrados y representativos de su autor. Es también de los que más conmueven. Según Pascal Bruckner, que firma la introducción de la edición preparada por Penguin en el 2007, el futuro narrativo de Auster está condensado en las menos de doscientas páginas de este volumen. No se trata sólo de motivos y preocupaciones que volverán más tarde, como la exploración del yo, las relaciones filiales, la simetría de las coincidencias, la desaparición, el ascetismo como una forma de epifanía de la carencia (un tema que reaparece en otro escritor norteamericano de una generación posterior a la de Auster: Jonathan Lethem). Con más transparencia que en ningún otro lugar, Auster demuestra aquí que su literatura, entendida como una batalla en los límites del lenguaje, viene de Beckett, especialmente de la trilogía “Molloy”/”Malone dies”/“The Unnamable” (en particular la segunda novela, protagonizada por un padre y su hijo). En “La invención de la soledad”, texto dividido en dos secciones que hace dialogar la autobiografía y el ensayo, se construye una forma peculiar –suerte de archipiélago de resonancias– que atrapa en su tejido la investigación afectiva y filosófica de todo el proyecto: ¿a través de qué pesquisas múltiples, minuciosas y memoriosas, de lectura y especulación, se puede llegar hasta el centro invisible de una persona y desplegarlo en un libro?


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